domingo, 13 de marzo de 2011

Queretaro Wannabe

Después de pasar un día descubriendo productos orgánicos mexicanos y de ser sorprendida por la calidad de nuestros quesos artesanales, llegó la hora de escoger un lugar para cenar en Querétaro. Basados en la guía local de turismo escogemos un restaurante llamado Poui. Con una vista privilegiada   al hermoso acueducto,un diseño espectacular y contrastante con lo tradicional de la ciudad, este establecimiento pinta para ser el mejor de Querétaro.
Al llegar nos recibieron de forma muy amable, personalmente me sorprendió lo bien logrado que esta el diseño del lugar, moderno pero acogedor, se siente un ambiente de elegancia contemporánea, misma que es reiterada por el amable servicio del lugar. Es justo cuando uno recibe el menú que se descubre la esencia, el espíritu y la personalidad del lugar. En este caso, no pude identificar ninguno de estos.  Con una selección enorme de platillos, empezando por una sopa Minestrone con un “toque Asiático” (me sentí insultada al leer que existía eso ya que me declaro “fan from hell” de dicha sopita italiana) y pasando por platillos “fusión” y tradicionales de comida mexicana, asiática e internacional, nunca llegue a entender la propuesta del chef. En fin después de decidirme por algo en este mar de confusiones gastronómicas, al momento de probar la sopa de tortilla, que  es presentada de manera moderna con técnicas de la tan codiciada cocina molecular, la decepción fue peor, nada como la tradicional sopa de tortilla, que me como con tanto gusto en el Toks (en otro Post les contaré de mi obsesión por las sopitas). Sin embargo lo peor estaba por llegar….mi ceviche que sabía mas bien a limón con pescado congelado, hasta me sentí mal por el pobre pescado que fue sacrificado para esa desgracia. Con la esperanza de que algo dulce mejorara esta experiencia, en la mesa ordenaron unos rollitos de mango rellenos de chocolate blanco, digamos q ni mango ni chocolate tenía el postre, los reclamos al mesero fueron escuchados con atención y amablemente nos lo cambiaron por un arroz con leche, que me hizo extrañar nostálgicamente aquel épico arroz con leche que prepara la mamá de un buen amigo.
 En fin que me ví sentada en un restaurante sin personalidad, que al querer ser moderno y ofrecer comida diferente y a la ultima moda, pierde toda credibilidad. Al final una sopa que con su sabor te suba el animo, o un ceviche que te transporte a tu “happy place” en la playa, y no un diseño perfecto son los que le dan esa codiciada personalidad a un restaurante. No se si fue que venia de probar cosas muy sencillas pero hechas con el corazón que sentí que este lugar le falto justo eso, corazón. Les dejo la página web del lugar para que lo vean y quien sabe a lo mejor me toco la mala suerte que aquel día no fueron capaces de ejecutaran bien su "visión" http://www.poui.com.mx/.
Por los precios ni se preocupen no tiene nada que ver con los precios altos de cualquier restaurante pretencioso de la gran capital.

Lo bueno es que un buen vino italiano (Gavi di Gavi) y excelente compañía salvaron la noche, gracias a mis complices por sobrevivir conmigo a esta confusión de sabores.


1 comentario:

  1. Es curioso que en algunos locales de comida el reclamo no sea eso, la comida, y se afanen más en el ambiente, la decoración y ya lo más "in" les parezca ofrecer una moderna y vanguardista carta de vinos.., eso pasa en todos lados para consuelo y desconsuelo.

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